miércoles, 4 de febrero de 2015

CAPITULO 4





El avión ya había iniciado la maniobra de descenso para aterrizar en el aeropuerto O’Hara cuando Pedro cometió el error de seguir el consejo de Paula y leer lo que los medios publicaban sobre él.


Apagó el ordenador portátil, se puso el cinturón y dedicó los últimos minutos del vuelo a leer la prensa.


Al llegar a la sección de espectáculos, se quedó helado.


Paula aparecía en ella.


Según la información que tenía ante sus ojos, la doctora Paula Chaves iba a ser la invitada especial de su programa de la noche. Su sorpresa ante el título de doctora que le dedicaban a su exmujer palideció ante el hecho de que iba a participar en su programa.


Se preguntó de quién habría sido la idea y echó mano al móvil con intención de llamar a la emisora y preguntar, pero justo entonces se acordó de que no podían llamar por teléfono en el avión.


—Disculpe, señorita… —dijo a una azafata.


—¿SÍ?


—¿Tardaremos mucho en aterrizar?


—Es difícil de saber, señor Alfonso. Hay otros vuelos por delante de nosotros y vamos a volar en círculos durante un rato —contestó—. Cuando tenga más información se la daré.


Pedro se preguntó a quién debía llamar en primer lugar cuando llegara a Chicago. Suponía que la idea había sido de Andy, pero también podía ser de Jesica; los dos eran capaces de cualquier cosa con tal de mejorar el índice de audiencia y aumentar sus ingresos. En cuanto a la propia Jesica, no la podía llamar por la sencilla razón de que no tenía su número de teléfono.


Un momento después, el piloto anunció el retraso al pasaje.


Pedro cambió de posición e intentó pensar.


No podía creer que su ex se hubiera prestado a participar en un programa. Le disgustaba ser el centro de atención. De hecho, se habían casado en una ceremonia pequeña, solo para la familia y los amigos más cercanos, porque Paula no soportaba la idea de ser protagonista para una multitud. 


Siempre había sido introvertida.


Automáticamente, Pedro volvió a sentir la necesidad de protegerla; pero se recordó que era una mujer adulta y que, además, había destrozado su matrimonio con su egoísmo y su falta de madurez.


Paula ya no formaba parte de su vida. Debía volver a su carrera o a lo que estuviera haciendo antes de que se presentara en la librería con intención de arruinar la presentación del libro.


Ya no era problema suyo. Y por supuesto, no la quería en su programa de radio.


Sacudió la cabeza y pensó que Andy y Jesica debían de estar borrachos para ofrecerle que hablara para una emisora que llegaba a todo el país.


Estaba tan enfadado que los habría despedido de buena gana.





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